La UE es también, con gran diferencia, el mayor mercado para las exportaciones agrícolas procedentes de países en desarrollo y ha marcado el camino a los países ricos para conceder el libre acceso, sin derechos ni contingentes arancelarios, a los productos originarios de los países menos desarrollados.
La agricultura europea desempeña uno de papeles principales en los mercados agrícolas del mundo. La gran capacidad de producción del sector agrícola comunitario y la diversidad y calidad de sus productos ha convertido a la UE en un importante exportador de gran cantidad de alimentos (el segundo exportador a nivel mundial, con exportaciones agrícolas por un valor de 61.088 millones de euros en 2002).
Pero los intercambios no van en una sola dirección. La UE es también el principal importador de productos agrícolas del mundo. En 2002, las importaciones comunitarias de productos agrícolas alcanzaron un valor de 61. 274 millones de euros.
La mayor parte del territorio europeo está formado por tierras agrícolas y forestales vitales para nuestra salud y nuestra economía. La política agrícola común de la Unión Europea garantiza que agricultura y conservación del medio ambiente vayan de la mano. Interviene en el desarrollo del tejido económico y social de las comunidades rurales y les ayuda a afrontar los nuevos retos como el cambio climático, la gestión hidrológica, la bioenergía y la biodiversidad.Más información
La política agrícola de la UE está en evolución constante. Hace 50 años, su fin principal era abastecer de alimentos a una Europa que intentaba recuperarse de una década de escasez inducida por la guerra. Hoy día, subvencionar una producción a gran escala y comprar los excedentes en interés de la seguridad alimentaria es, en gran parte, agua pasada. Ahora, su objetivo es que los productores de alimentos en todas sus formas -desde cultivos y ganado a frutas y hortalizas o vino- sean capaces por sí mismos de sobrevivir en los mercados europeos y mundiales.
Para ello, la política agrícola europea ha sufrido transformaciones considerables en los últimos años. Los textos legislativos son ahora más cortos y más fáciles de leer. Se han suprimido casi 80 actos normativos como parte de lo que técnicamente se conoce como "organización común de mercados".
Las redes de seguridad financiera siguen estando ahí, pero se utilizan de manera mucho más selectiva. Por ejemplo, la Política Agrícola Común (PAC) interviene ofreciendo ayuda financiera a los agricultores afectados por catástrofes naturales o brotes de enfermedades animales como la fiebre aftosa o la fiebre catarral ovina.
Cuando hace falta, la PAC complementa la renta de los agricultores para garantizarles un nivel de vida razonable. Pero esas ayudas están supeditadas al cumplimiento de objetivos más generales de higiene de las instalaciones, seguridad alimentaria, sanidad y bienestar animal y conservación del paisaje rural tradicional, así como protección del medio natural y de las aves.
La PAC ha sido, con gran diferencia, la política común más importante y uno de los elementos esenciales del sistema institucional de la Unión Europea. Sus objetivos están establecidos en el artículo 39 del Tratado de Roma: incrementar la productividad, garantizar un nivel de vida equitativo a la población agrícola, estabilizar los mercados, garantizar la seguridad de los abastecimientos y asegurar al consumidor suministros a precios razonables. Ese mismo artículo reconoce la necesidad de tener en cuenta la estructura social de la agricultura y las desigualdades estructurales y naturales entre las distintas regiones agrarias, así como la conveniencia de efectuar gradualmente las oportunas adaptaciones.
La política agrícola común se creó en los años sesenta, en un momento en que Europa era deficitaria en la mayoría de los productos alimenticios. Sus mecanismos se configuraron para resolver esa situación, siendo su función principal la de apoyar los precios y las rentas interiores mediante operaciones de intervención y sistemas de protección fronteriza.La evolución de la PAC no sólo se debe a cambios en la agricultura: también responde a su adaptación a las demandas del conjunto de la sociedad. Entre éstas debe destacar la creciente preocupación por la higiene e inocuidad de los alimentos. En estos aspectos, la PAC y el resto de las políticas comunitarias se han visto considerablemente reforzadas desde los años noventa.
Esta política contribuyó positivamente al crecimiento económico y logró garantizar el suministro al consumidor europeo de una amplia gama de productos alimenticios de calidad a precios razonables. Hasta mediados de la década de los 90, la PAC fue, a gran distancia, la política comunitaria más importante, especialmente desde el punto de vista presupuestario. La Unión Europea se convirtió en el primer importador y el segundo exportador de productos agrícolas a nivel mundial.
Sin embargo, el sistema, que respondía acertadamente a una situación de déficit, puso de manifiesto una serie de deficiencias al comenzar la Comunidad a producir enormes excedentes de la mayoría de sus productos agrícolas. Montañas de mantequilla, lagos de leche y vino que debían destruirse por no encontrar demanda interna o externa. Surgieron tensiones en las relaciones con terceros países, especialmente EEUU, inquietos por los efectos que estaban teniendo las exportaciones subvencionadas de la UE en el precio mundial y en su propia presencia en el mercado internacional. Los costes de esa política llegaron a ser inaceptables.
Durante los años ochenta y noventa, la UE introdujo medidas políticas para intentar limitar la producción de productos excedentarios. Se recurrió a diferentes medidas: la retirada de tierras de la producción, al principio voluntaria, luego obligatoria, para que los agricultores dejaran una parte de sus tierras en barbecho; las cuotas establecidas para la producción de leche, con penalizaciones por los rebasamientos; los límites a la superficie cultivada o al número de animales por los que un productor podía solicitar ayudas. Poco a poco estas políticas fueron dando su fruto y se redujeron los excedentes. Las reformas de la PAC en los años noventa, en parte como resultado del acuerdo celebrado en 1995 con la Organización Mundial del Comercio (OMC), redujeron la capacidad de la UE de utilizar subvenciones a la exportación (es decir, de compensar a los exportadores por exportar productos a precios del mercado mundial inferiores a los de la UE).
En los años noventa la PAC experimentó muchos cambios importantes. Los límites en la producción contribuyeron a reducir excedentes y por primera vez se hizo hincapié en una agricultura respetuosa del medio ambiente. Los agricultores tuvieron que prestar más atención al mercado, al tiempo que recibían ayudas directas a la renta, y responder a las nuevas prioridades del público.
Este cambio de orientación de la PAC añadió un elemento nuevo y esencial: una política de desarrollo rural, que fomentaba muchas iniciativas rurales y al mismo tiempo ayudaba a los agricultores a diversificar su producción, mejorar la comercialización de sus productos y reestructurar sus empresas de forma diferente. Se puso límite al presupuesto para tranquilizar a los contribuyentes, que temían que los costes de la PAC pudieran dispararse.
En 2003 se acordó otra nueva reforma fundamental. Los agricultores ya no obtienen las ayudas simplemente por producir alimentos. La PAC de hoy evoluciona en función de la demanda. Tiene plenamente en cuenta las inquietudes de los consumidores y contribuyentes, al tiempo que deja libertad a los agricultores de la Unión para producir lo que pide el mercado. En el futuro, la inmensa mayoría de la ayuda a los agricultores se pagará independientemente de qué o cuánto produzcan. Antes, cuanto más producían los agricultores, más subvenciones recibían. Con el nuevo sistema, los agricultores seguirán recibiendo ayudas directas a la renta para mantener la estabilidad de sus ingresos, pero el vínculo con la producción se ha eliminado.
Además, los agricultores tendrán que respetar una serie de normas medioambientales, de inocuidad de los alimentos y de bienestar de los animales. Los agricultores que incumplan estas normas verán reducirse sus ayudas directas (una condición conocida como «condicionalidad»). La ruptura de la relación entre ayudas y producción (generalmente denominada «disociación ») hará más competitivos a los agricultores de la UE y los orientará más hacia el mercado. Podrán optar por producir en función de lo que les resulte más rentable y al mismo tiempo disfrutar de la estabilidad de ingresos necesaria. Esta serie de reformas configuran un futuro más prometedor para la PAC de hoy, haciendo más visible su valor para toda la sociedad.
Las reformas que se introdujeron en la PAC en los años ochenta y noventa han permitido a la UE responder a las obligaciones que le incumben en virtud de los acuerdos de la Ronda Uruguay del GATT y las indicaciones de la OMC. El Acuerdo, de carácter recíproco, requirió una reducción de un 20% del apoyo interior prestado a la agricultura, un recorte del 36% del gasto presupuestario destinado a la subvención de las exportaciones y otra disminución de un 21% en el volumen de las exportaciones subvencionadas.
Las reformas han puesto a disposición fondos para fomentar alimentos de calidad que sean competitivos en los mercados internacionales, la innovación en el cultivo y transformación de alimentos, así como el desarrollo rural y la diversificación de las economías rurales. Cuando se les consulta sobre la política de calidad de los productos agrícolas, los agricultores europeos señalan como problemas principales "competir en los mercados mundiales" y "satisfacer la demanda de los consumidores".
Los consumidores son ahora cada vez más exigentes con la calidad y aprecian las etiquetas voluntarias de la UE que les permiten conocer lo que compran. Hay etiquetas alimentarias para indicar claramente el origen geográfico, la elaboración con ingredientes o métodos tradicionales, o la producción ecológica. El carácter y la calidad excepcional de algunos productos se deben tanto a su lugar de producción como a los métodos utilizados para elaborarlos. Los consumidores y las empresas del sector alimentario están cada vez más interesados en el origen geográfico de los alimentos, así como en otras características. La UE es consciente de ello y ha creado tres «etiquetas de calidad».
En julio de 2004, la UE tenía registrados casi setecientos productos con indicaciones geográficas, denominaciones de origen y especialidades tradicionales garantizadas. Además, en el mercado de la UE están protegidas casi dos mil indicaciones geográficas de vinos y alcoholes procedentes de la UE y de terceros países.
Los presupuestos europeos de investigación subvencionan aquellas innovaciones en agricultura que aumentan la productividad y al mismo tiempo resultan más compatibles con el medio ambiente. Por ejemplo, entre los proyectos financiados figura la investigación del posible aprovechamiento de los subproductos y residuos de las cosechas para obtener energía sin abandonar el fin principal de producir alimentos y piensos.
Las reformas de la política también apuntan a un comercio mundial más justo. Se ha reducido el riesgo de distorsión de los mercados mundiales por las subvenciones de la UE a la exportación del excedente de producción. En la llamada “Ronda de Doha” de conversaciones internacionales para liberalizar el comercio internacional, la UE ha propuesto la supresión total de las subvenciones a la exportación de aquí a 2013 aunque fracasen las conversaciones.
Dentro de la Ronda de Doha, la UE también ha ofrecido una reducción significativa de los derechos de importación de productos agrícolas. Aun sin estas medidas, la UE es ya el mayor importador mundial de productos alimenticios y el mayor mercado de alimentos procedentes de países en desarrollo.
Una de las novedades más recientes en relación con una serie de cambios decididos por los dirigentes de la UE en 2008 es la realización de un "chequeo" de la política agrícola. El objetivo del repaso era verificar la aptitud de la política agrícola para hacer frente a problemas y oportunidades de nueva aparición tales como el cambio climático.
El "chequeo" pretende modernizar, simplificar y agilizar la PAC, suprimir restricciones para los agricultores, ayudarles a reaccionar mejor al mercado y a hacer frente a los nuevos retos. Así, por ejemplo, suprime el requisito de dejar en barbecho un 10% de las tierras cultivables, aumenta gradualmente las cuotas lecheras hasta su eliminación en 2015 y recurre a la intervención en los mercados (compra de oferta excedentaria por parte de la UE) como red de seguridad cuando los precios de los alimentos bajan a niveles insostenibles. Además, prevé reducir los pagos directos a los agricultores y transferir ese dinero a un fondo para el desarrollo de las regiones rurales.
La agricultura sigue siendo el sostén fundamental de la actividad económica y del tejido social en la mayor parte de las zonas rurales. Las deficiencias estructurales de muchas explotaciones suponen, por ello, un grave condicionante para el desarrollo rural.
Pese a las reformas, la PAC es la más integrada de todas las políticas de la UE, por lo que absorbe gran parte de su presupuesto. Aun así, su nivel máximo de casi el 70% del presupuesto comunitario en los años 70 ha bajado hasta un 34% durante el periodo 2007-2013. Esto refleja la expansión de la UE hacia otras responsabilidades, los ahorros de gastos a raíz de las reformas y el nuevo interés por el desarrollo rural, que durante ese mismo periodo recibirá el 11% del presupuesto.
La corrección de estas deficiencias, mediante acciones dirigidas a modernizar la estructura productiva de las explotaciones, constituye un factor fundamental para conseguir que mejore su competitividad y por ende para asegurar su subsistencia, que es a su vez una condición imprescindible para frenar el despoblamiento del mundo rural.
Las distintas Administraciones, conscientes de este hecho, han venido desarrollando activamente políticas dirigidas a estimular la modernización de las explotaciones agrarias.
La política agraria de la Unión Europea está dedicando una atención creciente a este tipo de acciones, dotándolas de mayor coherencia y nivel de recursos.
Las medidas de desarrollo rural para modernización de Explotaciones Agrarias forman parte de las establecidas en el Reglamento (CE) 1257/1999 del Consejo, de 17 de mayo, sobre ayuda al desarrollo rural a cargo del Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícola (FEOGA).
Estas medidas, han sido desarrolladas conforme al Reglamento (CE) 1260/1999 del Consejo, de 21 de junio de 1999 por el que se establecen disposiciones generales de los Fondos Estructurales, y al Reglamento (CE) 1257/1999 del Consejo, de 17 de mayo, mediante los Programas Operativos y de Desarrollo Rural, aprobados por la Comisión de la Unión Europea, aplicadas en el período 2000-2006.Agricultura ©iStockphoto
Los consumidores europeos quieren que sus alimentos sean inocuos y sanos. La UE se preocupa por garantizar que los alimentos que todos sus ciudadanos consumimos tengan el mismo nivel elevado de calidad. La preocupación por mejorar la inocuidad de los alimentos es constante, pero se ha realizado una profunda reforma como respuesta a las crisis de seguridad alimentaria que tanto dieron que hablar en los años noventa, como las de la EEB y los piensos contaminados con dioxinas. La finalidad de esta reforma era asegurarse de que la legislación comunitaria en materia de inocuidad de los alimentos fuera lo más completa posible y de que los consumidores tuvieran toda la información disponible sobre los posibles riesgos y sobre las medidas adoptadas para reducirlos.
La inocuidad de los alimentos comienza en la explotación agrícola. Las normas de la UE se aplican «desde la granja hasta la mesa», tanto si el alimento se produce en la UE como si se importa desde cualquier lugar del mundo.
Existen cuatro elementos importantes en la estrategia sobre inocuidad de los alimentos de la UE:
• Normas sobre la inocuidad de los alimentos y de los piensos para animales.
• Dictámenes científicos independientes y a disposición del público.
• Medidas para aplicar las normas y controlar los procesos.
• Reconocimiento del derecho del consumidor a elegir una vez conocida la información completa sobre el lugar de procedencia del alimento y sobre su contenido.
Inocuidad de los alimentos no significa uniformidad de los alimentos. El sistema para garantizar la inocuidad de los alimentos es común a todos los países de la UE, pero permite la diversidad de los métodos de producción y de los gustos nacionales.
Garantizar la inocuidad de los alimentos y unos niveles de bienestar elevados no es sólo cuestión de normativas. La PAC ofrece a los agricultores incentivos para mejorar sus resultados en estos ámbitos. El respeto de las normas beneficia a toda la sociedad, pero puede entrañar costes considerables para los agricultores: por esa razón, los agricultores pueden optar a ayudas financieras que les ayudarán a mejorar en estos ámbitos.
Europa tiene muchas regiones diferentes, en las que las condiciones para la producción agrícola son muy variadas. Las diversas regiones cuentan con métodos de producción específicos y tradiciones gastronómicas particulares. Los consumidores de Europa y del mundo muestran un interés creciente por la calidad de estos alimentos. La UE desempeña un papel esencial en la valorización de estos atributos de alta calidad.
La UE protege la calidad de los alimentos de muy diversas formas, por ejemplo mediante medidas para mejorar la salubridad e higiene de los alimentos, normas de etiquetado claras, reglamentos sobre sanidad animal y vegetal y sobre bienestar de los animales, control de los residuos de plaguicidas y aditivos en la alimentación, y también a través de la información nutricional. El enfoque de la UE prevé la aplicación de sistemas rigurosos de control y seguimiento, al tiempo que garantiza el funcionamiento eficaz del mercado único europeo.
Cada vez hay más consumidores dispuestos a pagar por una calidad garantizada, siempre y cuando puedan comprobar que obtienen a cambio un valor añadido. En un mercado único comunitario de casi 500 millones de consumidores, la PAC garantiza que los productos auténticos pueden identificarse inmediatamente y que no se engaña a los consumidores con productos de imitación. Los Estados miembros tienen la posibilidad de utilizar medidas políticas dentro de la PAC, incluidos los pagos de incentivos, para animar a los agricultores a participar voluntariamente en regímenes comunitarios o nacionales destinados a mejorar y garantizar la calidad de los productos agrícolas.
La PAC siempre ha contado entre sus objetivos la mejora de la calidad de los alimentos, que se remonta a la creación de la etiqueta de calidad del vino en los años ochenta, y que luego ha continuado en los sectores del aceite de oliva y de las frutas y hortalizas.
Esta voluntad de calidad forma ahora una parte fundamental de la política agrícola. En todos los ámbitos de la PAC se intenta mejorar la calidad de los alimentos. Como ejemplo de estas medidas pueden citarse los siguientes:
• Incentivos económicos en virtud de la política de desarrollo rural a disposición de los agricultores que mejoren la calidad del producto.
• Medidas especiales de incitación a la reconversión a la agricultura ecológica.
La mitad del suelo de la UE se dedica a la agricultura. Este hecho destaca por sí solo la importancia que reviste la agricultura para el entorno natural en la UE.
La agricultura y la naturaleza ejercen una profunda interacción. A lo largo de los siglos, la agricultura ha contribuido a crear y a conservar una gran variedad de hábitats seminaturales de gran valor, que en la actualidad conforman los diversos paisajes de toda la Unión y acogen una fauna y una flora muy variadas.
Los vínculos existentes entre la riqueza del entorno natural y las prácticas agrícolas son complejos. Mientras que muchos valiosos hábitats europeos, de los que dependen para su subsistencia gran variedad de especies silvestres, se mantienen gracias a la agricultura extensiva, las prácticas agrícolas también pueden tener efectos adversos en los recursos naturales.
La contaminación de los suelos, del agua y del aire, la fragmentación de los hábitats y la desaparición de especies de la fauna y flora pueden ser el resultado de prácticas agrícolas y usos del suelo inadecuados. Por ello, las políticas comunitarias, y en particular la PAC, se orientan cada vez más a evitar los riesgos de la degradación medioambiental, al tiempo que incentivan a los agricultores para que continúen desempeñando un papel activo en el cuidado del campo y del medio ambiente.
La integración de objetivos medioambientales en la política agrícola comenzó en los años ochenta. Desde entonces, la PAC ha ido adaptándose cada vez más a los objetivos de sostenibilidad. Entre los objetivos de la PAC destaca el ayudar a la agricultura a cumplir su papel multifuncional en la sociedad: producir alimentos seguros y sanos, contribuir al desarrollo sostenible de las zonas rurales, y a la protección y mejora de la situación del medio agrícola y de su biodiversidad. La UE también ha tenido que establecer normas comunes para la utilización de organismos modificados genéticamente (OMG) en la agricultura.
La UE ha venido apoyando los regímenes de medidas agroambientales desde su introducción en 1992. En ellos se anima a los agricultores a que presten servicios medioambientales que vayan más allá de la aplicación de prácticas agrícolas correctas y de las normas de base legales. Las ayudas se conceden a los agricultores que suscriben voluntariamente los compromisos medioambientales por un período mínimo de cinco años. Pueden establecerse periodos más largos para algunos tipos de compromiso, de acuerdo con sus repercusiones en el medio ambiente. Los Estados miembros tienen obligación de ofrecer este tipo de regímenes agroambientales a los agricultores. Esto da idea de la importancia que se concede a nivel político a estos regímenes.
La UE pretende proteger el medio ambiente potenciando una serie de medidas:
• Ofreciendo ayuda financiera para incentivar cambios que, por ejemplo, reduzcan el número de cabezas de ganado por hectárea de terreno, dejen sin cultivar los márgenes de los campos, creen estanques u otros accidentes del paisaje, o planten árboles y setos, yendo de este modo más allá de las buenas prácticas agrícolas tradicionales.
• Contribuyendo a sufragar los costes de la conservación de la naturaleza.
• Insistiendo en que los agricultores respeten la legislación medioambiental (y las leyes en materia de salud pública, sanidad animal y fitosanidad) y cuiden sus tierras adecuadamente si quieren optar a los pagos directos.
El desarrollo de la agricultura ecológica involucra la administración de varios recursos adicionales al cultivo y afecta aspectos de la vida social humana que van mucho más allá del mero aumento de la producción (Gliessman, 1998; Toledo, 2007). Es por esta razón que la generación de propuestas de desarrollo agrícola sustentable no deben omitir la interrelación que existe en las tres áreas fundamentales que afectan tal desarrollo (Figura 1). Las propuestas de manejo agroecológico, parten del reconocimiento de estas interrelaciones, y consideran además criterios sistémicos de manejo, como única forma de abordar el problema multidimensional de la agricultura.
De este modo, el manejo agroecológico de un sistema agrícola aspira, entre otros, lograr la diversificación espacial y temporal del cultivo, la integración entre la producción animal y vegetal, y el mantenimiento de los recursos naturales optimizando el uso agrícola de los mismos (Altieri y Nicholls, 2000). Para lograr estos objetivos (generar propuestas de manejo integrales) es necearía la diagnosis sistémica del agroecosistema. Luego, para describir y evaluar el grado de sustentabilidad de un sistema agrícola, se requiere identificar las limitaciones que afectan su funcionamiento y las causas que generan estas limitaciones, también es indispensable identificar las potencialidades.
F.1.Dimensiones fundamentales del desarrollo sustentable (Toledo, 2007).
La agricultura ecológica es pues un método de producción que conserva la estructura y la fertilidad del suelo, fomenta un elevado grado de bienestar animal y evita el uso de plaguicidas sintéticos, herbicidas, fertilizantes químicos, estimulantes del crecimiento como las hormonas y antibióticos, u organismos modificados genéticamente. Los agricultores utilizan técnicas que ayudan a mantener los ecosistemas y a reducir la contaminación. En la transformación de los alimentos ecológicos sólo puede utilizarse un número muy reducido de aditivos y auxiliares tecnológicos.
Las normas de la UE garantizan la autenticidad de los productos agrícolas ecológicos dondequiera que se produzcan y aseguran que el etiquetado de los productos ecológicos es exacto. Legalmente, el uso de la palabra «ecológico» y sus traducciones en otras lenguas se reserva en los alimentos exclusivamente a los productos procedentes de la agricultura ecológica.
Esto ofrece garantías a los consumidores acerca de la calidad y fiabilidad de los productos ecológicos que adquieren.
La agricultura ecológica de la UE es uno de los sectores más dinámicos, que en 2002 se elevaba a casi 4,4 millones de hectáreas (el 3,3 % de la superficie agrícola total) distribuidas en 150.000 explotaciones. Muchos agricultores se han unido a regímenes destinados a animarlos a pasar sus tierras de labor a la producción ecológica, en virtud de los programas de desarrollo rural de la Unión.
La mayor sensibilización de los consumidores acerca de los métodos de producción de los alimentos y las preocupaciones medioambientales han contribuido al rápido crecimiento de la agricultura ecológica.
El logotipo ecológico de la UE puede ser utilizado por los agricultores ecológicos y productores de alimentos ecológicos si así lo desean. Este logotipo indica que:
• Al menos el 95 % de los ingredientes del producto han sido producidos ecológicamente.
• El producto cumple las normas del sistema de control oficial.
• El producto lleva el nombre del productor, el elaborador o el vendedor, y el nombre y el código del organismo de inspección.
La legislación de la UE en materia de organismos modificados genéticamente (OMG) existe desde principios de los años noventa y se ha ido ampliando y definiendo desde entonces. La UE introdujo normas específicas destinadas a proteger la salud de sus ciudadanos y el medio ambiente (creando también al mismo tiempo un mercado unificado para la biotecnología). Es necesario pasar por un procedimiento de aprobación basado en una evaluación caso por caso de los riesgos para la salud humana y el medio ambiente antes de poder liberar en el medio ambiente o poner en el mercado cualquier OMG o producto compuesto de OMG o que contenga OMG (como el maíz, las semillas de colza o los microorganismos).
LA AGRICULTURA EUROPEA EN CIFRAS.
Con estos datos (1 de enero de 2010), podrá conocer de forma fácil las cifras más relevantes del sector agrícola de la UE. Se pone de manifiesto las diferencias existentes entre los distintos países de la Unión Europea.
o Superficie cultivable: 185 millones de hectáreas. Las zonas rurales cubren un 90% del territorio de la UE, más de la mitad se destinan a la agricultura.
o Número de consumidores: 500 millones.
o Superficie media de una explotación agrícola: 18 hectáreas.
o Principales productos agrícolas de la UE: un 21,4% - ganado mayor, cerdos, ganado lanar, cabras ; un 16% - cereales, un 16% - aceite de oliva.
o Peso específico en la producción agrícola de la UE : Francia, un 20,3%; Italia, un 14,2%; España, un 12,7%.
o Promedio del rendimiento por hectárea : 4,7 toneladas.
o Agricultura ecológica : un 3,7% de la superficie agrícola.
o Precio de una hectárea agrícola : Austria 10.000 euros, Rumanía 2.000 euros, Polonia 5.000 euros.
o Valor de las exportaciones de productos agrícolas : 72.553 mil millones de euros ( en 2006).
o Valor de las importaciones de productos agrícolas : 67.876 mil millones de euros.
o Ayudas directas y subvenciones ( en 2008): 43,3 mil millones de euros (un 37% del presupuesto de la UE). Francia : 10 mil millones de euros, Italia : 5,4 mil millones de euros.
o Ingresos de los granjeros : Se redujeron en un 12,2% en 2009, en comparación con lo que obtuvieron en 2008.Ejemplos: Hungría
( -35,6%), Italia (-25,3%).
o Contribución de los granjeros al PIB: con 18.387 euros/año, mientras que, en la zona euro, con 30 mil euros/ persona empleada. Ejemplos: en Rumanía (4.116 euros/año), Francia ( 48.661 euros/año), Holanda ( 68.680) euros/año.
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