Capýtulo 6:
Existen mecanismos de gran valor ideados para explicar ideas abstractas. Por ejemplo (ya vuelvo a dar un ejemplo...), ya he explicado que una de las formas de convencer a alguien es, primero, darle a entender que estás de su lado para luego, llevarlo a tu terreno.
A la hora de explicar un concepto abstracto, lo mejor es relacionarlo con una imagen clara y concreta.
Las analogías suelen iniciarse con un "es como...". Imaginemos que tratas de explicar el funcionamiento de las células blancas. Podrías decir: "es como si el torrente sanguíneo fuese un río infestado de pirañas. En cuanto aparece un elemento extraño, las pirañas lo atacan sin piedad y lo devoran para después volver a nadar plácidamente".
Es difícil pecar por exceso de ejemplos. Puede que algo que es evidente para ti, no lo sea para otros, por eso, si crees que el lector podría entender mejor el concepto con la ayuda de un ejemplo, no dudes en facilitárselo.
Nadie se quejará porque le des un ejemplo que no necesitaba.
La clave del uso de ejemplos, metáforas y analogías es saber cuándo conviene sacarlas a colocación. Si estás escribiendo sobre un nuevo medicamento que trata problemas de corazón y tu público es un grupo de consultores senior especializados en enfermedades cardíacas, no tiene sentido explicar en que parte del cuerpo se encuentra el corazón. Pero si tu público son los pacientes, necesitarás incluir información que en el caso de los consultores se da por sentada.
Atención.-
Si no tienes claro si tu propuesta incluye las suficientes explicaciones, pídele a un compañero o a un amigo que lea el borrador y te comente si es preciso añadir algo. Huelga decir que habrás de pedírselo a una persona que tenga un conocimiento del tema similar al de los lectores de la propueta.
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