Actuando como el "Aceite en Aguas Turbulentas"

Las discordias se manifiestan de diferentes maneras en el hogar, en la oficina, en la calle, en la actividad religiosa a la que estemos asociados o no, y cuando esta discordia se expresa con falta de armonía en crítica, en dominio, en intriga, en envidia, o en desobediencia y finalmente en deslealtad, es evidente que los infractores están muy lejos de una relación verdadera con Dios. Tienen entonces que literalmente volver sobre sobre sus pasos hasta que hallan aprendido la lección del servicio impersonal y el uso práctico del poder Cohesivo e Integrador del amor de Dios mismo.

Así que hemos de preguntarnos, no importa donde nos encontremos en el mundo, si estamos siendo Armoniosos con la vida ahora, hoy, en este instante. Por supuesto que en un momento como éste, en que nos estén haciendo esta pregunta, lo somos; ¿Pero estuvimos en armonía durante todo el día de ayer? ... ¿Y anteayer ... y el día anterior a ése? Y, si fuimos reprendidos de alguna manera por alguien en el trabajo, la casa, etc., ¿nos resentimos por la corrección? ¿la escuchamos? ¿o al menos la oímos? Por supuesto, qué ésta última sí, porque esa es la naturaleza humana; ¿Pero cómo manejamos el resentimiento? ¿Nos disculpamos, si así lo amérita, por la falta? ¿Escuchamos al afectado de nuestra acción, y arreglamos las cosas en Armonía con aquél a quien le faltamos o agredimos? Probablemente, si ... probablemente no.

Todo este tipo de cosas está sucediendo en todas partes, en este momento y los sucesivos, y es por eso que el mundo marcha y está en el desastre y convulsión generalizada en el que está. Y así preguntémonos si recientemente le hicimos la vida imposible a aquellos en nuestro mundo inmediato, que podrían ser por razones familiares o profesionales nuestros subalternos; por el motivo de que alguien en algún momento nos pudiera haber hecho la vida difícil. ¿Es esto Armonía según nuestra definición?

¿Nos aprovechamos de nuestra posición en el trabajo, o en la sociedad para hacerle la vida a otros innecesariamente insorpotable para sentirnos 'personalmente' mejores, innacesibles e invencibles? ¿Tenemos o nos fabricamos una opinión tan alta de sí mismos que tenemos que rebajar y mancillar a otros a fin de sentirnos 'temporalmente' superiores? ¿Y aunque digamos saberlo todo mejor, no estamos acaso, transgrediendo deliberadamente la Ley de la Armonía y del Servicio Impersonal, empeorando las cosas y prolongando nuestro engreimiento, egoísmo, extendiéndolo en un ataque de desarmonía total colmado además de indignación? Piensen, por favor, en eso y asumamos actuar como el proverbial "Aceite sobre el Agua."

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