Algunas parejas llegan al matrimonio sin poder diferenciar del amor por sus padres, al amor de esposos. Continúan dándole mayor interés a ellos, o a los hijos; que a su cónyuge. Quién no se sienta en la capacidad de priorizar afectivamente su relación matrimonial por encima de su amor filial, no está capacitado para asumir ese compromiso. A estos recomendamos no abandonar su casa y a sus padres, para que no se hagan infelices, y menos hagan infelices a sus parejas. Dios nos ha regalado la sexualidad para ejercerla. Para la pareja a través de un plan específico; su vocación al matrimonio. No sólo para tener relaciones genitales propiamente, sino como el medio de experimentar de muchas maneras el disfrute de su sexualidad.
El amor de esposos por su exclusividad, permite a la pareja llegar a la más íntima expresión de su comunicación, el descubrirse y donarse íntimamente dentro de un contexto de atracción mutua, amor, confianza y seguridad, les permite llegar a sintonizarse, respondiéndose recíprocamente a todas las necesidades y manifestaciones propias de su sexualidad.
Para las personas que se rigen por los principios y normas de la fe cristiana y la moral de la iglesia católica, el matrimonio sacramento es el único medio válido para donarse sexualmente de modo exclusivo a otra persona. Las relaciones íntimas, se realizan de una manera natural y dadora de vida, en el marco de la libertad y espontaneidad, respetando las decisiones del otro. De ninguna manera se aceptan las manifestaciones violentas o forzadas para ejercer la genitalidad, tampoco se puede reclamar como un derecho conseguido al hacer su compromiso para presionar al otro. Aquí prima el respeto y la moral por encima de la satisfacción sexual egoísta.
La pareja siempre debe obrar de común acuerdo con relación a su encuentro en la intimidad, para que todas sus expresiones sean satisfactorias, morales y dadoras de vida.
Si los miembros de la pareja mantienen el respeto por sus manifestaciones sexuales obrando con naturalidad, su intimidad puede estar llena de satisfacciones propias de su generosa entrega, su intimidad siempre será el medio para regalarse y recibirse muy especialmente, lo que enriquecerá su relación. La pareja de esposos no debe encontrar escandalosas o improcedentes sus manifestaciones naturales de la sexualidad, siempre y cuando actúen de común acuerdo.
Cada uno de nosotros tiene formados sus criterios respecto de la sexualidad, piense como aprecia en usted y en el otro sexo esas diferencias propias de la sexualidad.
¿Tiene usted la suficiente capacidad para apreciar la masculinidad y feminidad, libre de tabúes, manipulaciones, celos, porque se trata de hacerlo con altura y aun reconocerlo frente a su pareja, cómo una expresión propia de su sexualidad? Comparta como es en su caso particular.
Exprese cómo es la aceptación de sus propias cualidades y manifestaciones de su sexualidad. Si en el campo de las relaciones con el otro sexo se confunde.
¿Cómo lo afectan los modelos que impone la sociedad para hombres y mujeres?
¿Cómo se siente al verse forzado(a) a no mostrarse tal como quiere? (Contemplador (a), cariñoso (a), romántico(a), tierno(a). etc. por ser comportamientos rechazados o ridiculizados por algunos).
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