La mayoría de los niños de todas las edades necesitan información honesta y precisa acerca de su enfermedad, el plan y las opciones terapéuticas y el pronóstico. Los niños expresan sus miedos y preocupaciones de diversas maneras: mediante el llanto, la actuación, el juego y el dibujo, la formulación reiterada de preguntas simples, el ignorar a los demás, la búsqueda de información y la redacción de cartas. Es necesario hecerle saber al niño o adolescente que estos sentimientos de tristeza, confusión, enojo y miedo son todos razonables.
Es importante también comprender que todos los niños y familias
son diferentes. Debido a que culturas diferentes tienen creencias
diferentes respecto de qué debería saber un niño, no existe sólo
una manera correcta de hablar sobre la muerte. En general, una
atmósfera de comunicación abierta permite que el niño agonizante
exprese sus miedos y deseos. Esta honestidad no se produce de la
noche a la mañana. El hecho de que el niño y los padres puedan
hablar sobre la muerte abiertamente lleva tiempo.
El objetivo final al hablar con un niño agonizante sobre la muerte
es brindarle la mayor comodidad posible e intentar disipar sus
miedos. Si el niño no está preparado para hablar sobre la muerte,
la mejor actitud de los padres y de las personas que lo cuidan es
esperar hasta que lo esté. El niño debe saber que usted está
dispuesto a hablar con él en el momento que él se sienta preparado
para hacerlo. Tratar de proveer información cuando el niño no está
dispuesto a aceptarla con frecuencia provocará enojo, desconfianza
y distancia emocional de los demás. Esperar hasta que el niño esté
preparado para manejar la situación permitirá una mejor
comunicación.
Cuando se habla sobre la muerte, se debe usar siempre un lenguaje que el niño pueda comprender. Tenga en cuenta lo siguiente:
- Los bebés no poseen habilidades lingüísticas; sin embargo, reaccionan al bienestar físico. Cuando un bebé agoniza, una caricia y un abrazo reconfortantes son tan importantes para él como para aquél que lo cuida. La comunicación del amor se puede expresar mediante una caricia suave y un abrazo tierno.
- Para los niños que comienzan a caminar y los niños pequeños, se debe utilizar un lenguaje concreto. Se deben evitar términos confusos para describir la muerte, como por ejemplo, "dormir" y "desaparecer". Un niño puede tener miedo de dormirse si asocia la idea de dormir con la muerte.
- Los niños pequeños pueden hacer preguntas muy directas sobre la muerte, si tienen la oportunidad, y es importante ser honesto y consecuente con las respuestas. Si hacen una pregunta para la cual se desconoce la respuesta, es preferible admitirlo, y no inventar una. Los niños pueden detectar la mentira en una respuesta desde muy temprana edad. También pueden recibir información poco consecuente si las respuestas de diferentes personas son engañosas o evitan la verdad.
- Los adolescentes pueden querer hablar sobre la muerte con un amigo u otra persona que no sean sus padres. Se debe fomentar la comunicación de cualquier manera que pueda ayudar al niño a expresar sus miedos y preocupaciones.
Es importante evaluar los conceptos y creencias del niño y su familia acerca de la muerte y la vida después de ésta cuando se establece una comunicación con ellos. Los niños pueden experimentar miedos y preocupaciones que no expresan porque no se sienten cómodos o porque no saben cómo hacerlo. Entre algunas de estas preocupaciones, se incluyen las siguientes:
- Los sentimientos de culpa y de vergüenza
Los niños pueden creer que sus pensamientos han provocado la enfermedad o la muerte que ha causado la tristeza de todos. Es importante hablar con el niño acerca del hecho de que los médicos y las enfermeras no siempre pueden evitar la muerte y, además, asegurarle que los malos pensamientos no pueden causar la muerte y que él no ha hecho nada malo para provocar la muerte o la enfermedad.
- El miedo de que el dolor esté asociado con la muerte
Al confrontar estos temores, es importante explicarle al niño el uso de los medicamentos para controlar el dolor. Recuérdele que la muerte en sí no es dolorosa.
- El miedo a la separación
Este tema puede tratarse recurriendo a las creencias religiosas o culturales específicas relacionadas con el cuerpo, el alma o el espíritu. Tranquilice al niño afirmándole que no estará solo en el momento de la muerte.
- La comunicación escrita
Algunos niños pueden comunicarse mediante juegos o dibujos. Preste atención a los dibujos y hable acerca de ellos con el niño. Otros niños pueden escribir cartas a sus padres o a sus seres queridos para despedirse o para formular preguntas de forma indirecta. Al escribir las preguntas, un niño mayor tiene la posibilidad de formular preguntas directas sin molestar a los padres de manera evidente. Algunos adultos y niños se comunican mejor al escribir pequeñas notas unos a los otros.
- Las creencias espirituales y culturales
Estas creencias influyen en gran medida en la experiencia de la muerte. Los padres, los miembros de la comunidad religiosa de la familia, los capellanes y los sacerdotes pueden desempeñar un papel importante al momento de explicarle el concepto de muerte a un niño. Es importante la consecuencia en la comunicación de las creencias de la familia sobre la muerte y, o la vida después de ésta. El hecho de compartir estas creencias con las demás personas que cuidan del niño puede limitar su confusión.
En todos los grupos etéreos, se debe permitir que el niño establezca el tono de la comunicación. Todo aquello con lo que se sientan más a gusto permitirá una comunicación más efectiva.
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