Reflexiones en torno a las dificultades de aprendizaje. Su detección temprana en niños en situación de riesgos biológicos que no impresionan con déficit intelectual.
Autores:
El desarrollo infantil es un proceso dinámico, sumamente complejo, que se sustenta en la evolución biológica, psicológica y social. Los primeros años de vida constituyen una etapa de la existencia especialmente crítica ya que en ella se van a configurar las habilidades perceptivas, motrices, cognitivas, lingüísticas y sociales que posibilitarán una equilibrada interacción con el mundo circundante (Belda, Juan Carlos, 2000:7). La configuración de las habilidades descritas no siempre es satisfecha, acarreando dificultades que no corregidas a tiempo entorpecen la evolución normal en los primeros años.
En plena coincidencia con M.G. Millá (2006: 42) en la infancia se ha de lograr una gran cantidad de aprendizajes que constituirán la base sobre la que se podrá conseguir el aprendizaje de la lectura, la escritura y las matemáticas, entre otros. Sin embargo, en los primeros años, hay niños y niñas que sufren algún retraso evolutivo que, aunque no sea muy significativo, puede indicar la presencia de dificultades tempranas de aprendizaje (DTA). En los primeros años de la vida se producen grandes transformaciones biológicas y neuroevolutivas que posibilitarán el crecimiento y la maduración, y permitirán a los niños adquirir las capacidades necesarias para conocer el entorno e interactuar con él.
El término problemas o dificultades de aprendizaje, porque indistintamente así lo enuncian diferentes investigadores, comienza a inicios de1800 y se extendió en el tiempo hasta el momento actual, más fue precisamente en Bélgica y Holanda donde el concepto tuvo y aún mantiene una entidad propia y particularmente en EEUU y en Canadá cobran mayor influencia las organizaciones de padres a favor de los niños y niñas con dificultades de aprendizaje. Es, en 1963, que un grupo de padres en Chicago, con hijos que sin razón aparente revelaban dificultades constantes en el aprendizaje de la lectura, buscaban alguna respuesta a su problema y convocaron a los expertos del momento con la finalidad que se les aportaran alguna esperanza y explicación, a la par de movilizarse y organizarse para exigir fondos en la creación de servicios educativos eficientes que remediaran de alguna manera el problema que presentaban sus hijos, puesto que no se contemplaba dentro de la educación especial; momento que se consideró como la fundación oficial del campo de las dificultades de aprendizaje.
La organización que agrupaba a los padres se denominó Asociación de Niños con Dificultades de Aprendizaje (Association of Children with Learning Disabilities, ACLD), con sus respectivas ramas en todo EE.UU. y Canadá y los objetivos estaban dirigidos a exigir a las autoridades gubernamentales para la obtención de fondos que posibilitaran la creación de servicios educativos especializados y de calidad como una rama más de la educación especial, con lo que los niños y niñas que presentaran algún tipo de dificultad de aprendizaje serían atendidos e instruidos de forma pertinente mediante especialistas, apoyos, recursos y servicios que se proporcionarían en las propias escuelas. Es a partir 1990 en que el rigor científico del campo opera un cambio cualitativo con contribuciones de investigadores y figuras de primera línea.
Numerosas han sido las revisiones en torno a la evolución histórica del campo de estudio en relación a las dificultades de aprendizaje. Las más recientes pertenecen a Mercer (1991), Kavale y Forness (1992), Hammill (1990, 1993), Myers y Hammill (1994), Wong (1996), Miranda (1986, 1994), Romero (1993), Suárez (1995), García Sánchez (1995, 1998), entre otros (Aguilera Jiménez Antonio, 2003: 2). Por consenso todos estos autores se expresan a favor tres grandes etapas en la historia del movimiento de las dificultades de aprendizaje, aunque años más tarde, Lerner (1989) añade una cuarta etapa que se denominó etapa contemporánea o de consolidación y que abarcó el período desde 1980 hasta la actualidad:
I.- Etapa de fundación a partir del año 1800 y hasta 1940 (fase inicial).
Esta fase, denominada también “de los cimientos”, se caracterizó por el desarrollo de las investigaciones básicas sobre las funciones cerebrales, sus alteraciones y sus repercusiones en el lenguaje y la conducta. Las figuras más relevantes en la aportación de todo un basamento teórico que fue cimiento para estudios posteriores fueron: Gall, Broca, Wernicke en el tratamiento a los trastornos del lenguaje hablado; Orton y Hinshelwood en lo relativo al lenguaje escrito y Strauss, Goldstein y Werner en lo referido a los trastornos perceptivos-motores.
Dentro de las principales aportaciones de la etapa pudieran señalarse:
En relación con las alteraciones en el lenguaje oral:
· En 1800Francis J. Gall, (neurólogo austriaco), a través de sus observaciones sobre adultos con lesiones cerebrales comprueba que perdían la facultad de expresar ideas y sentimientos a través del habla, sin embargo conservaban la inteligencia. Supuestamente, se trataba de personas adultas con afasia. La lesión evidenciaba la base neuropsicológica del problema, descartando otras causas como las deficiencias sensoriales o retraso mental general. Relacionó las lesiones cerebrales con las alteraciones del lenguaje, señaló que las facultades mentales son funciones fisiológicas localizables e intentó especificar la localización cerebral de las funciones mentales.
· Pierre Paul Broca, neurólogo francés (1824-1880), postuló que los trastornos en el lenguaje expresivo eran debidos a lesiones en la 3ra circunvolución frontal izquierda del cerebro (área de Broca). Fue considerado el impulsor de la afasiología.
· Carl Wernicke, médico alemán (1848-1904), continúo y profundizó en los estudios sobre la afasia y en el año 1908 señaló un área del lóbulo temporal (área de Wernicke) como directamente implicada en la comprensión verbal y en la asociación de sonidos.
En relación con las alteraciones en el lenguaje escrito:
En analogía con las alteraciones en el lenguaje escrito se marcó la presencia de otros autores con aportaciones de relevada significación (F.J. Moreno, 2003: 8):
En cuanto a las alteraciones perceptivo-motoras se destacan las siguientes aportaciones:
· Kurt Goldstein, (médico alemán), observó que los adultos que habían sufrido alguna lesión cerebral presentaban alteraciones motoras, atencionales, perceptivas y emocionales que se podían resumir en cinco características: emisión forzada de respuestas ante los estímulos, confusión figura-fondo, hiperactividad, meticulosidad y reacción catastrófica.
· Heinz Werner y Alfred Strauss (psicólogo y neuropsiquiatra alemanes, respectivamente), estudiaron niños con año cerebral y retraso mental y a decir de Strauss existían dos tipos de retraso mental: endógeno (heredado) y exógeno (por lesión cerebral). Los niños con retraso mental exógeno presentaban un cuadro similar a los soldados con lesión cerebral de Goldstein (síndrome de Strauss), caracterizado por: una supuesta lesión cerebral, extremada distractibilidad, problemas perceptivos de discriminación figura-fondo e hiperactividad. Sus estrategias educativas se basaban en el aislamiento y en la máxima estructuración ambiental, asó como en la necesidad de programas educativos especiales con énfasis en resaltar los aspectos relevantes de los materiales de aprendizaje y disminuir los aspectos irrelevantes.
· Aplicaron el concepto de “lesión cerebral mínima” a las dificultades de aprendizaje de los niños en edad escolar.
· Centraron las dificultades de aprendizaje en lo que hoy se denomina: problemas atencionales, hiperactividad y problemas perceptivo-motrices.
Como es de apreciar, existieron intentos de discernimiento de dificultades de aprendizaje pero intencionados particularmente hacia el lenguaje, apoyaron la idea de una base cerebral en el origen de este tipo de trastorno, conceptualizaron teóricamente y se desarrollaron tratamientos de las dificultades y trastornos como consecuencia de lesiones cerebrales. Todos estos elementos se integraron en las conceptualizaciones de las dificultades de aprendizaje en los años sesenta, constituyendo, incluso en la actualidad, el núcleo del campo. Como característica esencial de esta etapa fue la propuesta eminentemente instruccional a las soluciones de los problemas de aprendizaje.
Los elementos distintivos de esta etapa y en plena coincidencia con Aguilera Jiménez. A, (2003: 3), pudieran resumirse en las siguientes características: aportaciones de la medicina y la neurología, investigaciones sobre el cerebro, interés científico por la conducta anormal, se observan adultos con lesión cerebral y se generalizan las causas a niños con igual sintomatología, no comprobaciones empíricas y se sientan las bases del estudio de las dificultades de aprendizaje.
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