EVOLUCIÓN DEL SECTOR EXTERIOR (BALANZA DE PAGOS ESPAÑOLA)
Para estudiar las numerosas relaciones económicas entre los residentes de un país con el resto del mundo, contamos con un documento contable que registra todas estas relaciones: la balanza de pagos. El análisis de esta balanza de pagos se hará a partir de las dos principales cuentas de la balanza: la balanza corriente y de capital, y la balanza financiera. Si el saldo de la balanza corriente junto a la de capital es positivo, el país tiene capacidad de financiar a otros países, mientras que si el saldo es negativo (o deficitario), el país tiene necesidad de financiación.
- Las operaciones financieras.
Tabla: Entradas y salidas de capital en España
Las operaciones financieras han ido liberalizándose en España
desde que el Plan de Estabilización de 1959 autorizó las
inversiones extranjeras. Esta liberalización se intensificó desde
1980 culminando con la plena liberalización de los movimientos de
capital, incluidas las operaciones de corto plazo, en 1992.
- 1980-1986. Inmediatamente antes de la adhesión de España a la
Unión Europea el nivel de entradas y salidas de recursos
financieros, respecto al PIB, era muy bajo, debido a la
insuficiente liberalización de las operaciones.
- 1986-1992. Las entradas de productos financieros aumentaron mucho
debido a tres factores: los altos tipos de interés impuestos para
atraer la inversión extranjera y para controlar la inflación; la
financiación de los importantes déficit comerciales producidos por
la incorporación de España a la Unión Europea; y la creciente
liberalización de todas las operaciones financieras.
- 1993-hoy. Se ha conseguido un equilibrio entre entradas y
salidas, que han adquirido una gran importancia respecto al
PIB.
EVOLUCIÓN DEL COMERCIO EN ESPAÑA: LA LIBERALIZACIÓN COMERCIAL
España se ha abierto mucho al exterior desde la liberalización que introdujo el Plan de Estabilización de 1959. El grado de apertura, que mide el peso de las importaciones y las exportaciones en el PIB. La apertura explica buena parte del crecimiento económico español de estos años. El grado de apertura ha sido muy intenso a partir de mediados de los años 1990.
El crecimiento ha sido más intenso: en las exportaciones que en las
importaciones, lo que ha ido compensando poco a poco el
desequilibrio comercial inicialmente existente (déficit comercial
por ser las importaciones mucho mayores que las exportaciones). El
caso español sirve de ejemplo para otros países con déficit
comercial, mostrando cómo la apertura comercial, y no el
proteccionismo, consigue al final corregir mejor los desequilibrios
de la balanza de pagos.
El proceso de apertura comercial en España ha tenido algunos
obstáculos, por parte sobre todo de grupos de interés beneficiados
con el proteccionismo, y también por algunos desequilibrios
macroeconómicos (inflación, crisis de balanza de pagos) que
cuestionaban la apertura. Sin embargo, al final la apertura fue
posible debido a dos elementos: la voluntad política de los
gobernantes y la presión internacional.
La intensa apertura comercial que ha tenido la economía española ha
tenido los siguientes efectos:
- Corrección progresiva del desequilibrio entre importaciones y
exportaciones.
- Mayor crecimiento económico.
- Mayor competitividad, porque las empresas españolas operan en
unos mercados interiores con más competencia, y porque estas
empresas pueden comprar inputs más baratos en el mercado
internacional (ya no les obligan a comprar productos españoles más
caros y de peor calidad).
- Mayor cantidad, variedad y calidad de los bienes y servicios a
disposición de los consumidores españoles.
- Aumento de las tecnologías y de la transmisión tecnológica a
disposición de las empresas españolas.
ESPECIALIZACIÓN GEOGRÁFICA Y COMERCIAL DE ESPAÑA
Desde el punto de vista geográfico, el comercio español se ha
especializado en los mercados europeos. Esta especialización ya se
venía produciendo antes de la integración en la Unión Europea en
1986.
En cuanto a la especialización comercial, España se ha
especializado en exportar bienes de consumo, concretamente en
alimentos (frutas y hortalizas), sectores tradicionales (mueble y
calzado) y bienes de consumo duradero (automóvil). Por el
contrario, la economía española muestra una escasa especialización
en bienes de equipo (maquinaria y material de transporte aéreo y
ferroviario) y bienes intermedios (semillas, piensos, petróleo,
semimanufacturas).
LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA
- Inversión extranjera en España.
La inversión extranjera en un país produce tres efectos
beneficiosos: complementa el ahorro nacional, facilitando un mayor
dinamismo de la actividad inversora; permite obtener divisas con lo
que se puede compensar el saldo deficitario de otras partidas de la
balanza de pagos; y promueve la modernización productiva, gerencial
y tecnológica de las empresas nacionales.
La inversión extranjera en España ha sido muy importante para
nuestro proceso de crecimiento. Esta inversión extranjera se ha
orientado preferentemente hacia actividades del sector
manufacturero (química, alimentos y bebidas, vehículos a motor) y,
en menor grado, hacia el sector servicios. En los últimos años ha
crecido el peso del capital extranjero en algunos servicios como
los de intermediación financiera, seguros y comercio. Respecto al
origen de ese capital, más de la mitad procede de Europa, y un poco
menos de Estados Unidos.
- Inversión española en el extranjero.
La inversión de capital español en el extranjero es un fenómeno muy
reciente, que empezó a cobrar importancia e n los años 1990, cuando
superó en importancia a la inversión extranjera en España. Antes,
las empresas españolas apenas invertían fuera, bien por factores
legales o bien por factores económicos.
Las empresas que invierten en el extranjero son básicamente de
servicios: banca y seguros, comercio, turismo, energía y
comunicaciones. El destino de estas inversiones está
mayoritariamente en Europa y en Iberoamérica.
POLÍTICAS ECONÓMICAS DEL SECTOR EXTERIOR
Estas políticas económicas son de dos tipos, en función del
tiempo que tardan en implantarse y producir resultados.
Las más utilizadas son las políticas a corto plazo, políticas
directas que pretenden corregir o ajustar perturbaciones concretas
y transitorias de la actividad exterior. La idea fundamental de
estas políticas es influir en la demanda de productos nacionales y
extranjeros con el objetivo final de equilibrar las exportaciones y
las importaciones. Se pueden distinguir dos tipos en estas
políticas:
1) De desviación del gasto, desde las importaciones a la producción
nacional. De este tipo hay dos políticas básicas:
- El arancel a la importación que limita la entrada de productos
extranjeros, favoreciendo a los nacionales.
- Cambiar el tipo de cambio nominal de la moneda del país, bien
devaluándola o revalorándola. Si se devalúa, las importaciones
serán más caras por lo que disminuyen, y las exportaciones serán
más baratas por lo que aumentan. Este instrumento ya no puede
utilizarse en España al entrar a funcionar el euro.
2) De contención del gasto, ya que si las personas y las empresas
gastan menos, disminuirán las importaciones. La política consiste
en disminuir el crecimiento económico y de empleo, para conseguir
reducir el déficit comercial y la inflación. Los instrumentos
utilizados son las políticas de rentas (tratar de moderar el
aumento de los salarios), las políticas monetarias (control de la
cantidad de dinero o de los tipos de interés) y las políticas
fiscales (jugar con los déficit y superávit presupuestarios).
Un resumen de todas las anteriores políticas está en la siguiente figura, donde se muestra la relación entre los desequilibrios internos y externos que las políticas a corto plazo pueden tratar de modificar (la situación ideal es el equilibrio interno, pleno empleo y estabilidad de precios, junto con equilibrio externo o saldo cero en la balanza por cuenta corriente).
También existen otras políticas a largo plazo, denominadas de reformas estructurales, que consisten en mejorar la economía desde el lado de la oferta o producción, mediante diferentes actuaciones: aumentar la productividad de las empresas, incorporar el progreso tecnológico a la economía nacional, alterar la especialización productiva, aumentar la calidad y cantidad de los trabajadores, mejorar el capital físico y las infraestructuras. Son actuaciones mucho más efectivas que las de corto plazo, aunque también son más impopulares y muchos políticos se resisten a llevarlas a cabo.
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