MISTERIOS GLORIOSOS
(Miércoles y Domingo)
I. ORACIÓN INICIAL
El que dirige el rezo:
En el nombre del Padre, + y del Hijo y del Espíritu
Santo.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
¡Oh Dios!, tú único Hijo nos ha conseguido con su muerte y
resurrección los bienes de la salvación eterna: concédenos que,
venerando estos misterios en el Santo Rosario de la Virgen María,
imitemos aquello que contienen y obtengamos aquello que
prometen.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
II. MISTERIOS DOLOROSOS
El que dirige el rezo:
Hoy contemplaremos los misterios gloriosos. La contemplación del
rostro de Cristo no puede reducirse a su imagen de crucificado. ¡Él
es el Resucitado! El Rosario ha expresado siempre esta convicción
de fe, invitando al creyente a superar la oscuridad de la Pasión
para fijarse en la gloria de Cristo, en su Resurrección y en su
Ascensión. Contemplando al Resucitado, el cristiano descubre de
nuevo las razones de la propia fe (ver 1 Cor 15,14), y revive el
gozo de María, quien experimentó de modo intenso la nueva vida del
Hijo glorificado. (Ver "El Rosario de la Virgen María", N°
23).
El que dirige el rezo:
En el primer misterio glorioso contemplamos la Resurrección del
Señor.
"Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con una túnica blanca, y se asustaron. Pero él les dice: "No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron"". (Mc 16, 5-6)
El que dirige el rezo:
Padre de inmensa gloria, por la fe viva y operante en la
resurrección de tu divino Hijo, haznos vencedores del mal y del
infierno.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
Ofrecemos este misterio por la Paz del mundo:
Para que los gobernantes de las naciones acojan el pedido del Papa
Juan Pablo II, de forjar una paz con justicia y con perdón, para
que de esta manera cesen los odios, los deseos de venganza y el
ansia de la destrucción.
Se reza seguidamente un
Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Canto.
El que dirige el rezo:
En el segundo misterio glorioso se contempla la Ascensión del
Señor a los cielos.
"Jesús se acercó a ellos y les habló
así: "Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándoles en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo..."
Después...alzando sus manos los bendijo. Y, mientras los bendecía,
se separó de ellos y fue llevado al cielo, en donde está sentado a
la derecha del Padre". (Mt 28, 18-19; Lc 24, 50-51)
El que dirige el rezo:
Dios, omnipotente y eterno, que glorificaste la humanidad gloriosa
de tu divino Hijo con la triunfante ascensión al cielo; mantén
despierta en nosotros la esperanza de las realidades espirituales y
haznos partícipes en la tierra de los sentimientos del corazón
materno de Santa María.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
Ofrecemos este misterio por el Santo Padre, el Papa Juan Pablo II,
por su santidad de vida, salud e intenciones;
Para que el Señor Jesús lo sostenga en todo momento con su
amor.
Se reza seguidamente un
Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Canto.
El que dirige el rezo:
En el tercer misterio glorioso se contempla la venida del
Espíritu Santo sobre la Virgen María y los
apóstoles.
"Llegado el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar...Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que dividiéndose se posaron sobre cada uno de ellos; y quedaron todos llenos del Espíritu Santo". (Hch 2, 1.3-4)
El que dirige el rezo:
¡Oh Padre!, que en unión de tu divino Hijo enviaste al Espíritu
Santo a Santa María, la madre de Jesús, y a los apóstoles, reunidos
con ella en el cenáculo; une a toda la humanidad en Cristo, nuestro
Redentor, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
Ofrecemos este misterio por las familias cristianas:
Para que sean testigos del Evangelio y fomenten la vocación
cristiana de sus hijos.
Se reza seguidamente un
Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Canto.
El que dirige el rezo:
En el cuarto misterio glorioso se contempla la asunción de Santa
María al cielo .
"La Inmaculada siempre Virgen María, Madre de Dios, concluida su vida terrena fue ascendida en cuerpo y espíritu a la gloria celestial" (Definición dogmática de Pío XII)
El que dirige el rezo:
Oh Dios, felicidad eterna de los bienaventurados, que con la
asunción al cielo en cuerpo, mente y espíritu de la Madre de tu
Hijo divino manifestaste el triunfo de la reconciliación del
hombre; por la intercesión de la misma Virgen María, haznos santos,
como tú nos quieres.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
Ofrecemos este misterio por las vocaciones al sacerdocio :
Para que el Señor nos conceda, muchas y buenas vocaciones, a fin de
que la grey cristiana, guiada por santos y sabios sacerdotes, pueda
llegar segura a los pastos abundantes de la eterna
felicidad.
Se reza seguidamente un
Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Canto.
El que dirige el rezo:
En el quinto misterio glorioso se contempla la coronación de
Santa María.
"Una gran señal apareció en el
cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una
corona de doce estrellas sobre su cabeza". (Ap 12, 1)
El que dirige el rezo:
Oh Trinidad gloriosa y eterna, fin último de la persona humana y de
todo el universo creado, que revelas tu gloria de manera singular
en la exaltación de la Madre de tu divino Hijo, como Madre de la
Iglesia triunfante, purgante y militante; haznos ahora, en la
tierra, hijos devotos de la Iglesia, para poder gozar para siempre
de la infinita misericordia de tu redención.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
Ofrecemos este misterio por los que sufren:
Para que unidos con amor y esperanza a la Cruz del Señor Jesús,
experimenten el amor del Padre, la presencia confortadora del
Espíritu Santo, y la caridad de sus hermanos cristianos.
Se reza seguidamente un
Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Canto.
III. CONCLUSIÓN.
El que dirige el rezo:
Concluimos el rezo del Santo Rosario dirigiéndole a Nuestra Madre,
con amor filial, el rezo de la Salve: Dios te salve, Reina y
Madre...
(También se pueden rezar las Letanías).
El que dirige el rezo:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de
salud de cuerpo, mente y espíritu, y por la intercesión de santa
María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y
concédenos las alegrías del cielo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
En el nombre del Padre, + y del Hijo y del Espíritu
Santo.
Todos:
Amén.
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