MISTERIOS DOLOROSOS
(Martes y Viernes)
I. ORACIÓN INICIAL
El que dirige el rezo:
En el nombre del Padre, + y del Hijo y del Espíritu
Santo.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
¡Oh Dios!, tú único Hijo nos ha conseguido con su muerte y
resurrección los bienes de la salvación eterna: concédenos que,
venerando estos misterios en el Santo Rosario de la Virgen María,
imitemos aquello que contienen y obtengamos aquello que
prometen.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
II. MISTERIOS DOLOROSOS
El que dirige el rezo:
Hoy contemplaremos los misterios dolorosos. El Rosario escoge
algunos momentos de la Pasión, intuyendo que ellos son el culmen de
la revelación del amor y la fuente de nuestra salvación. Los
misterios dolorosos llevan al creyente a revivir la muerte de Jesús
poniéndose al pie de la cruz junto a María, para penetrar con ella
en la inmensidad del amor de Dios al hombre y sentir toda su fuerza
regeneradora. (Ver "El Rosario de la Virgen María", N°
22).
El que dirige el rezo:
En el primer misterio doloroso se contempla la oración en el
huerto de los Olivos.
"Salió (del cenáculo) y, como de costumbre, fue hacia el monte de los Olivos, y los discípulos le siguieron. Y se apartó de ellos...y puesto de rodillas oraba diciendo: "Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya"...Y sumido en angustia, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como de gotas espesas de sangre que caían en tierra". (Lc 22, 39-44)
El que dirige el rezo:
Oh Dios, omnipotente y misericordioso, que en el huerto de los
Olivos abandonaste a tu Hijo a una amarguísima agonía para
expiación de los pecados de los hombres; convierte a ti, suma
bondad, nuestras frágiles voluntades para que detestando el pecado,
nos convirtamos a la santidad y a la justicia.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
Ofrecemos este misterio por los pobres y por todos los que
sufren:
Para que el Señor los auxilie en sus necesidades, aprendan a
descubrir la dimensión reconciliadora del dolor y encuentren en
todos los miembros de la Iglesia un testimonio de amor
solidario.
Se reza seguidamente un
Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Canto.
El que dirige el rezo:
En el segundo misterio doloroso se contempla la flagelación del
Señor.
"Díceles Pilato: "¿Y qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?" Y todos a una: "¡Sea crucificado!"...Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarlo, para que fuera crucificado". (Mt 27, 22; Mc 15, 15)
El que dirige el rezo:
Dios de infinita bondad y de eterna justicia, que toleraste la pena
dolorosa de la flagelación de tu divino Hijo para que su sangre
lavase las miserias de los hombres; imprime en nosotros
sentimientos de vivo dolor por nuestros pecados y confirma el
sincero propósito de repararlo generosa y sinceramente.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
Ofrecemos este misterio por el Santo Padre, el Papa Juan Pablo
II:
Para que el Señor que lo ha elegido como sucesor de San Pedro, lo
cuide y ayude en todo momento, a fin de que sea para la Iglesia
principio y fundamento visible de la unidad de la fe y de la
comunión en la caridad.
Se reza seguidamente un
Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Canto.
El que dirige el rezo:
En el tercer misterio doloroso se contempla la coronación de
espinas.
"Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio, y llamaron a toda la cohorte. Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen. Y se pusieron a saludarle: "¡Salve, Rey de los judíos!". (Mc 15, 16-18)
El que dirige el rezo:
Sabiduría eterna de Dios, que no ahorraste a tu divino Hijo,
nuestro Salvador, el tormento de la corona de espinas para que
expiase especialmente los pecados de impureza y de orgullo del
hombre; sálvanos de las tinieblas del mal.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
Ofrecemos este misterio por las familias:
Para que las relación de los padres con sus hijos y de los esposos
entre sí estén vivificadas por el amor, la comunicación y el
respeto.
Se reza seguidamente un
Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Canto.
El que dirige el rezo:
En el cuarto misterio doloroso se contempla a Jesús con la cruz
a cuestas.
"Tomaron, pues, a Jesús, y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota, y allí, le crucificaron" (Jn 19, 16-18)
El que dirige el rezo:
Oh Dios, que manifestaste tu amor en la admirable redención del
hombre y que de la penosa subida al Calvario de tu divino Hijo
sacaste plena satisfacción por las culpas de la humanidad entera;
convierte a los pecadores al verdadero camino, para que vuelvan a
recorrerlo, aceptando de buen grado el peso de la cruz y las
humillaciones debidas por sus pecados.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
Ofrecemos este misterio por todos los pueblos de la tierra:
Para que iluminados por la sabiduría del Espíritu, reconozcan al
Señor Jesús como el Hijo amado que el Padre ha enviado para
salvación de todos.
Se reza seguidamente un
Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Canto.
El que dirige el rezo:
En el quinto misterio doloroso se contempla la muerte de Jesús
en la cruz.
"Jesús, viendo a su madre y junto a
ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: "Mujer, ahí
tienes a tu hijo". Luego dice al discípulo: "ahí tienes a tu
madre"...(después) la oscuridad cayó sobre toda la tierra hasta la
hora de nona...y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: "Padre, en tus
manos pongo mi espíritu" y, dicho esto, expiró". (Jn 19, 26-27; Lc
23, 44-46)
El que dirige el rezo:
Imploramos, Oh Señor, tu misericordia infinita, por la muerte en la
cruz de tu amado Hijo, obediencia suprema a tu designio divino;
para que sea dignamente honrada tu justicia y los hombres puedan
entrar a gozar de tu presencia en la casa paterna.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
Ofrecemos este misterio por el aumento de nuestro amor filial a
Santa María:
Para que amándola como el Señor Jesús la ama, María nos configure
más plenamente con su divino Hijo.
Se reza seguidamente un
Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Canto.
III. CONCLUSIÓN.
El que dirige el rezo:
Concluimos el rezo del Santo Rosario dirigiéndole a Nuestra Madre,
con amor filial, el rezo de la Salve: Dios te salve, Reina y
Madre...
(También se pueden rezar las Letanías).
El que dirige el rezo:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de
salud de cuerpo, mente y espíritu, y por la intercesión de Santa
María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y
concédenos las alegrías del cielo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén.
El que dirige el rezo:
En el nombre del Padre, + y del Hijo y del Espíritu
Santo.
Todos:
Amén.
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