Decíamos anteriormente que a principios del siglo pasado se creía que había una igualdad entre el consciente, el yo y sus funciones, como una entidad fija.
A partir del descubrimiento freudiano de inconsciente, se revierte pensando un aparato psíquico dinámico, con aspectos conocidos y otros desconocidos por la propia persona. De hecho aparecían síntomas neuróticos comandados por esa instancia y el sujeto no tenía idea de esto.
Pero no solo dentro del campo de la enfermedad mental sino también dentro de los estados psíquicos "normales", había elementos que hacían suponer, comandos por fuerzas diferentes. Tales sucesos normales son los sueños y los actos fallidos.
De aquel primer esbozo de aparato psíquico que retomaremos en clases sucesivas cuando veamos el tema de la motivación -en todo tipo de relaciones - Freud se dio cuenta -como anticipé- que dado el dinamismo constante, este esquema era insuficiente, por lo que promueve un segundo modelo que tiene tres instancias, un ELLO (que es la parte más instintiva, más inconsciente), un YO que media con el mundo interno y el mundo externo, y un SUPERYO con los ideales y la censura, la conciencia moral.
O sea lo que el yo tiene tres tiranos. Con las pretensiones provenientes del mundo externo, los requerimientos del superyo y las exigencias del ello. Esta tiranía puede resolverse armónicamente con logros o atenuarse los conflictos que de allí surjan con defensas inconscientes propias del yo, (por ejemplo negación, represión, conversión en lo contrario, regresión, formación reactiva, sublimación, renegación, identificación, proyección, intelectualización, aislamiento), tema que ameritaría un nuevo cursillo especial.
A medida que estas exigencias se cumplen la autoestima se eleva, si el conflicto no se resuelve desciende, siendo por lo tanto, sus parámetros absolutamente subjetivos e individuales.
La autoestima tiene que ver con la imagen que el sujeto tiene de sí mismo. No es fija, va variando a lo largo del tiempo, de acuerdo a factores internos y a otros externos,
Los tres estímulos fundamentales para el cambio de autoestima, se refiere a lo que el sujeto se dice de sí (su creencia, que conlleva sus ideales), lo que dicen de él (su ambiente) y sus logros (comportamiento).
Respecto a la creencia, se relaciona con lo que venimos trabajando sobre el aparato psíquico, en tanto lo ambiental - si bien mas variable- no opone demasiadas dificultades para la comprensión, iniciaremos el abordaje del concepto de comportamiento, o sea la conducta.
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