Cuando somos intolerantes? Y por qué actuamos de esa manera? ¿Qué nos lleva a tomar una decisión en esa forma?
La tolerancia es un acto por el cual se acepta o se permite que una acción de otra persona sea acatada o aceptada por nosotros. La tolerancia puede ser física o mental, y en ambos casos tiene como base los ingredientes de poder, interés, familiaridad, autoridad, deseo y sexo algunas veces, y otras, rasgos psicopatológicos.
La intolerancia mental es la más común, ya que
es aceptada por razones de conveniencia, interés, deseo, etc.
Requiere de un sujeto pasivo dominado o de un sujeto pasivo
interesado, que a veces induce a ser tolerado y tratado como tal.
Tal es el caso del novio antes del matrimonio; acepta todas las
insinuaciones o seudo-órdenes de la novia; la persona
que busca empleo por primera vez, hace todo lo que le dice su
futuro patrón; la persona interesada en sexo se somete a los
caprichos de la otra persona de la que tiene necesidad; el hijo que
cumple las órdenes del padre sin chistar; la mujer de casa que
cumple las órdenes del jefe sin quejarse, en fin esto es
tolerancia familiar.
La tolerancia también puede ser por presencia de poder en el
mandato, por autoridad que regule determinados actos, y en algunos
casos de situaciones de orden psicológico, como el
sometimiento sado-masoquista, que en el fondo es una
imposición-exposición de una pareja, sin importar
el sexo, para aceptar las condiciones de uno a otro.
Cuando una de las dos personas quiere salir del sometimiento,
entra la intolerancia, y surgen los problemas.
La tolerancia física, ya es una forma material, y esto ocurre
cuando estamos en condiciones de indefensión y aceptamos la
fuerza como una situación de dominio. Tal es el caso de un
atraco, asalto, o también un manipuleo cuando hay amigos entre
seres queridos, y somos los conejillos de indias, o cobayos.
Tolerar es aceptar ciertas y determinadas acciones siempre y cuando
no vulneren nuestro derecho personal, recordando que el derecho del
vecino termina donde comienza mi derecho, sobre cualquier aspecto
personal, incluso el derecho al espacio personal, que se limita por
el campo energético, humano que permite la distancia entre dos
seres , aproximadamente en 10 cm. al rededor de nuestro cuerpo, y
esto lo sentimos cuando viajamos en el transporte público,
donde se vulnera este espacio personal, y esto nos causa malestar o
molestia. No sucede así cuando compartimos en forma
cariñosa y voluntaria con nuestra pareja ese espacio, que nos
resulta agradable.
En sentido claro, ser tolerante es aceptar ciertas y determinadas
situaciones, ya sean mentales, psicológicas o físicas,
sin caer en el campo de la manipulación, de la idiotez o pende
jada. Se puede ser tolerante, y la tolerancia es personal,
inteligente de sobrellevar una situación de agrado o
complacencia, sin caer en el menoscabo personal, o la
humillación que nos sitúe en una condición de
inferioridad ante otra persona.
Cuando la tolerancia es excesiva, se convierte en un abuso,
que puede generar una reacción de violencia
pasiva-material por parte de quien la sufre.
Ser tolerante es aceptar ciertas y determinadas actuaciones, palabras o acciones que no vayan en contra de nuestros principios, en contra de nuestra moral personal y que permita que la otra persona también acepte mis principios y reglas.
Hay un juego de palabras que encierran una tolerancia
demagógica "Estoy de acuerdo contigo, pero no comparto
tu criterio", "Respeto, pero no comparto tu
idea", "Acepto, pero no estoy de acuerdo".
En la tolerancia hay derechos intrínsecos personales, como
hablar, caminar, comer, vestir, etc., en los cuales no se puede
obligar a alguien a hacer algo en contra de la voluntad o gusto de
la persona.
La tolerancia compartida es muy bella, en la cual se dialoga, se
comprende y se hacen las cosas con mutuo consentimiento, y los
resultados son óptimos, ya que casi siempre en pareja se toman
decisiones en común basados en una tolerancia
tácita.
Hay casos en que la tolerancia se convierte en hábito, y en
muchos casos en costumbre, en la cual una persona no decide o
toma determinaciones si no es guiada por otra, y en este caso la
tolerancia pasa a ser una orden de ejecución, y tal como
ocurre en los hogares donde el jefe de casa dá las
órdenes y la mujer y sus hijos se limitan a cumplir sin
chistar, ni pensar nada. Es una tolerancia en el hogar que el
hombre sea el primero en comer, como sucedía años
atrás, o que el hombre de la casa sea quien dé las
órdenes, o los hijos varones tengan más derechos que las
hijas, o que la mujer acepte ser golpeada, sus derechos son
vulnerados, y se le imponen cargas
laborales.
"En fin, la comprensión nos hace socialmente aceptables,
y nos permite vivir mejor dentro de este mundo material, tratando
de ayudarnos los unos a los otros, de compenetrarnos en forma tal
que lo que a unos les falte otro se lo supla, pero en fin,
ojalá esa realidad utópica se haga realidad algún
día, cuando todos comprendamos que estamos solo de paso por
este planeta, y mientras estemos de paso procuremos vivir en la
mejor forma posible, al igual que permitamos que nuestro vecino
también viva en las mismas condiciones en las cuales queremos
vivir nosotros, y así estaremos un poco más felices en
nuestra relación humana. "
La comprensión nos permite reunirnos grupalmente de acuerdo a
nuestras actitudes y aptitudes, pero sería mejor que nos
reuniéramos teniendo en cuenta nuestra razón de existir y
permitir un mejor acercamiento con los demás, tratando de
utilizar el diálogo, la tolerancia y conocernos mejor y
aceptarla como hermanos.
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