Conservación mediante la adición de azúcar
La adición de azúcar se usa fundamentalmente en la elaboración de
mermeladas, jaleas y dulces. Esto involucra hervir la fruta,
adicionar el azúcar en cantidades variables dependiendo de la fruta
y el producto a preparar, y continuar hirviendo hasta que alcance
el nivel de sólidos solubles que permita su conservación.
La adición de azúcar más ciertas sustancias de las frutas producen
la consistencia de gel que conforma la textura de las mermeladas y
jaleas. Para lograr esto es necesario que exista un nivel de acidez
y un porcentaje de azúcar adecuados. Algunas frutas no tienen la
sustancia llamada pectina en cantidad suficiente para formar un gel
adecuado, en cuyo caso es necesario agregarles una pectina exógena.
Existe diferencia entre las manzanas o cítricos y los berries, como
la frambuesa o la frutilla. En los primeros hay un alto nivel de
pectina, no así en los segundos.
Durante el proceso de hervir la fruta con el azúcar, la sacarosa
-que es el azúcar agregado- se desdobla en parte en sus
componentes, fructosa y glucosa, lo que permite dos importantes
efectos en el producto, mayor solubilidad que evita la
cristalización y, por otra parte, un mayor dulzor. Este proceso se
denomina inversión de la sacarosa.
Las mermeladas y los otros productos nombrados se conservan debido
a un principio denominado actividad de agua. La actividad de agua
es la disponibilidad de agua libre para reaccionar y permitir el
desarrollo de los microorganismos. Mientras menor sea la actividad
de agua, menor la incidencia de reacciones deterior antes y
microorganismos.
El nivel de agua en las mermeladas permite el desarrollo de mohos.
De esta manera, si se desea conservar el producto se debe contar
con el uso de vacío en su envasado, mediante el llenado en caliente
o, el uso de sustancias químicas fungistáticas, como benzoato de
sodio y sorbato de potasio (También es conocido como la sal de
potasio del ácido sórbico (número E 202). Su fórmula molecular es
C6H7O2K y su nombre científico es (E, E)-hexa-2,4-dienoato de
potasio), que impiden el desarrollo fungoso. De ser posible,
siempre es mejor la primera alternativa, aunque requiere de envases
de vidrio que son más caros.
Conservación mediante regulación del pH
La mayor parte de los alimentos podrían conservarse en buenas
condiciones microbiológicas cuando el medio tiene un pH menor de
4.0, de modo que se han desarrollado, para frutas y hortalizas, una
serie de métodos que persiguen controlar el pH mediante la
producción endógena de ácido o por adición exógena de algún ácido
orgánico como el acético, el cítrico e incluso el láctico.
La acidificación de hortalizas de baja acidez para poder
procesarlas mediante esterilización comercial, con períodos cortos
a temperaturas de alrededor de 100° C, es una metodología muy
práctica para trabajar a pequeña escala, incluso a escala
artesanal.
La preparación de encurtidos (pickles) de diversas hortalizas,
mediante una fermentación natural con producción de ácido láctico,
es también un método muy adecuado de conservación para pepinillos,
cebollitas, zanahorias, ají, y otras que regularmente se
comercializan en grandes volúmenes en todo el mundo.
Lo importante es controlar el pH hasta un nivel de alrededor de
3.5, de manera de tener un nivel de acidez adecuado para obtener un
producto de agradable sabor en términos de ácido láctico. Este es
producido naturalmente, por la fermentación de sustratos
constituyentes del material, por acción de microorganismos
presentes en él.
La acidez de un encurtido que ha sido preparado por adición de
ácido acético o vinagre, debe ser de alrededor de 4% y hasta 6%,
expresado en acidez cítrica. Además del ácido los encurtidos son
adicionados de sal, la cual tiene una reconocida propiedad
antiséptica y, en niveles adecuados puede asegurar una buena
calidad del producto por mucho tiempo, además de dar buenas
características sensoriales de textura y sabor al producto.
Es necesario enfatizar el hecho de que estos procesos de
fermentación natural en salmuera, son desarrollados por
microorganismos que actúan en condiciones anaeróbicas, es decir,
para obtener un buen producto, es necesario asegurar condiciones de
baja tasa de oxígeno en el sistema. El producto se sumerge en
salmuera o se adiciona de sal seca en pequeño volumen (en el
repollo para fermentado) y se le dan condiciones de anaerobiosis en
una bolsa de polietileno o en un depósito lo más hermético
posible.
La temperatura es un factor importante en este tipo de proceso,
debiendo ser no inferior a 15° C, con mejores resultados a 25°
C.
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